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Victor Vargas

Instituto del Café de Costa Rica

"Parte de la sostenibilidad debe ser ambiental, pero también económica y social. Nada hacemos con ‘qué bonitos los pajaritos’ si eso no genera ni con qué subsistir. ‘¿Qué bonitos los pajaritos’?, sí, pero qué bonita la productividad y la familia y tener un proyecto armónico."

¿Cuántos empleados tienen? 
En total somos 170 empleados.

¿Hay un enlace para el NAMA Café? ¿Cuántas personas?
Sí, sería yo, hay algunas 7 a 8 personas más que también están trabajando en el proyecto NAMA Café. Todos dedican una parte de su tiempo a este proyecto. Yo soy quién más está involucrado en el mismo, pero tampoco estoy al 100%.

¿Cuál es su interés en participar en el NAMA Café?
Bueno, en este momento mi interés es más una cuestión de una pregunta de continuidad en el proceso. Desde el 2013 estoy trabajando en el tema tema. Primero cuando estaba con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y ahora en el Instituto de Café en Costa Rica (ICAFE). Básicamente tengo un interés en que las metas se cumplan y hacer las cosas para que al final tengamos una caficultura agradecida.

¿Qué entiende por cambio climático? 
Para mí, cambio climático son los efectos de las emisiones que generan gases, los cuales quedan capturados por la atmósfera y causan un incremento en la temperatura mundial por un efecto invernadero.

¿Usted cree que sus acciones afectan el clima?
Claro que sí, yo afecto directamente el cambio climático. Soy consciente de que existe cambio climático y de que si yo no hago algo para transformar la situación ahora, es difícil que se pueda hacer algo en el futuro.

¿Qué fuentes de gases de efecto invernadero conoce usted del sector café? 
Algunas fuentes de gases de efecto invernadero serían los fertilizantes nitrogenados y los residuos agrícolas orgánicos, como la broza, la cascarilla y las aguas residuales o mieles. Otra fuente es el uso de combustibles fósiles. Además la quema de leña.

¿Conoce la expresión huella de carbono?
Sí, la huella de carbono se puede considera como la medida en que la usted determina sus emisiones de gases de efecto invernadero ya sea una persona o una organización.

¿Conoce a alguien que está afectado por el cambio climático?
Pues en este momento la zona norte de Guanacaste, la cual está seriamente afectada por el cambio climático Ha habido disminuciones de 25% en la cuantidad de agua que cae allí.

¿Su trabajo es vulnerable al cambio climático?
Sí, nosotros en el sector café somos totalmente vulnerables al cambio climático. Porque, debido al cambio climático los patrones de lluvia son poco previsibles y esto altera a su vez la definición de los tiempos de fertilización. Por el cambio climático, las enfermedades y las plagas se han adaptado, evolucionado y multiplicado en nuevas razas. Lo cual lo hace más difícil el controlar y el manejo.

¿Piensa usted que es necesario hacer alguna acción preventiva ahora? ¿Cuáles?
Para hacer una acción preventiva contra el cambio climático estamos un poco tarde. Esto lo digo basado en el criterio de varias personas que conozco, entre ellas, Sergio Musmanni y Cristiana Figueres. Ellos comentan que ya es tarde para alguna medida preventiva, sin embargo hay mucho que hacer a nivel curativo. 
 
¿Conoce la estrategia de carbono neutralidad del gobierno costarricense en relación con el cambio climático? ¿Qué piensa de esta? 
Sí, la escuché un parte de veces, pero los detalles no los conozco. La estrategia del 2007 es que para el 2021 vamos a ser un país con carbono neutralidad. No un país de carbono cero, yo pienso que va a costar un poco pues no logramos concientizar a toda la gente que aún piensa que el cambio climático no existe. Además las emisiones son altas. Lo que pasa es que adquirimos un compromiso mundial que incluso está por escrito. Entonces debemos esforzarnos por cumplirlo y aquí estamos, en la lucha. La idea es tratar cumplirlo, pero la carbono neutralidad en 2021 es un reto.

¿Qué prácticas conoce de mitigación y adaptación con respecto al cambio climático en el sector café de Costa Rica?
Bueno, en lo que es mitigación al nivel de sector café lo que se está haciendo en los beneficios es cambiar la iluminación, mejorar los hornos para reducir el consumo eléctrico, manejar las aguas residuales y agua miele, manejar la broza y la cascarilla para usarlas en la generación de energía limpia. También, se quiere optimizar el funcionamiento de los transportes para reducir el consumo de combustibles fósiles. En la parte de adaptación, lo que se está haciendo ahora son algunos proyectos relacionados con los sistemas de hornos. Además, se está tratando de adaptarse a la variabilidad del clima pero aún no hay tantas prácticas con respecto a esto. En realidad, el sector café está más enfocado en la parte de mitigación. Primero se debe empezar por mitigar, luego ya vendrá la adaptación. En el momento el sector café trabaja en la obtención de variedades resistentes a enfermedades y plagas, todavía no trabaja en el tema de variedades de alta producción. 

¿Cómo contribuye su organización a proteger el medio ambiente y el clima?
Bueno, sí estamos haciendo cosas. Estamos trabajando a nivel de fincas. El 25% del café de Costa Rica está en corredores biológicos. Y el 82% del área cafetalera está con sombra. Además, el ICAFE está trabajando en el uso adecuado de fertilizantes nitrogenados. Y el plan es empezar con los beneficios para compartirlo en un beneficio carbono neutro. Después trabajar para compartir las fincas también. Y la idea es que en futuro ICAFE como institución toda tenga ellos como carbono neutro o de azul biológica. Estamos caminando por las 3 etapas. Primero los beneficios, luego las fincas y al fin la institución por total.

La 'buenas prácticas de NAMA Café' son las 'buenas prácticas del sector cafetalero'

Carlos Fonseca y Víctor Vargas representan al ICAFE en el comité técnico de la NAMA Café. Ambos funcionarios coinciden en que el compromiso con que el ICAFE asumió su rol en la implementación de las acciones del NSP Café hizo que estas trascendieran el proyecto y pasaran a formar parte intrínseca del quehacer de la institución. Con ello, aseguran, la iniciativa logra su sostenibilidad porque no depende de la vigencia de un proyecto o de la existencia de apoyo externo. Dicho de otro modo, las “buenas prácticas NAMA Café” son ahora “buenas prácticas-ICAFE o del sector cafetalero”.

Contextualización, metodologías participativas y atención al aspecto económico

Tanto Fonseca como Vargas valoran positivamente la decisión de haber comenzado el componente de capacitaciones con un curso de formación de formadores cuyos grupos de estudio y trabajo se establecieron en virtud de las regiones. Este aspecto, aseguran, fue relevante en tanto contribuyó a una mejor contextualización de las prácticas de acuerdo con las especificidades ambientales, socioeconómicas y hasta culturales de cada realidad.

Explican que para lograr una buena recepción de las buenas prácticas en finca y en el beneficio utilizaron metodologías participativas y dinámicas, procurando que todas quedasen demostradas y validadas.

Conceptos más abstractos como el de cambio climático, emisiones de GEI y carbono neutralidad requirieron de más paciencia y un trabajo de adaptación y “traducción” de las terminologías al contexto costarricense, y a efectos más tangibles para el sector agro.

Otro elemento importante fue dirigir la atención hacia el impacto económico positivo que tiene implementar las buenas prácticas, tanto en aumento en la productividad como en ahorro durante el proceso productivo; tanto en la finca como en el beneficio.

—Parte de la sostenibilidad debe ser ambiental, pero también económica y social. Nada hacemos con ‘qué bonitos los pajaritos’ si eso no genera ni con qué subsistir. ‘¿Qué bonitos los pajaritos’?, sí, pero qué bonita la productividad y la familia y tener un proyecto armónico, enfatiza Fonseca.

El cambio no se logra con la mera transmisión de conocimientos

Ese hecho lo tienen claro en el ICAFE y lamentan que la pandemia haya puesto freno al plan que tenían para 2020 de dar seguimiento al grado de implementación de las buenas prácticas para poder entender qué hizo que determinadas personas hicieran los cambios. Lo contrario es igualmente importante: comprender qué fue lo que faltó entre quienes no hicieron los cambios: ¿conocimientos?, ¿motivación?, ¿capacidad?

Se han intentado virtualizar las actividades de capacitación, pero coinciden en que no ha tenido efectividad, ni en el poder de convocatoria ni en la efectividad para la transmisión de conocimientos.

¿Y si el consumidor no entiende las emisiones de GEI?

El componente de promoción y mercadeo, dicen ambos funcionarios que les dejó una lección importantísima, cual fue que en Europa los tostadores no estaban al tanto de un concepto abstracto como el café bajo en emisiones, pero sí de aspectos más tangibles -o quizás emocionalmente más accesibles- como la protección de la extinción de una especie determinada, como un perezoso o una lapa verde.

Llegar a esa comprensión es crucial para adaptar la estrategia de posicionamiento y mercadeo, pues, como dice Fonseca: ¿Cómo nos van a pagar más por un café bajo en emisiones si ni siquiera saben qué son las emisiones de GEI, qué es carbono neutralidad y menos qué es una NAMA? Casi podría decirse que hay todo un componente que ni siquiera debería ocurrir en el país, uno de educación al consumidor que debería ocurrir en el extranjero, en los mercados meta.

Otra lección que extraen de las acciones de promoción y mercadeo es que en Costa Rica no sabemos vender café. Y no sabemos, porque siempre nos han comprado el café. No hemos, pues, ni desarrollado la mentalidad ni adquirido las herramientas para con intencionalidad y con apropiación de lo que tenemos, salir a ofrecer, educar y enamorar a potenciales clientes de nuestro producto.

Estiman que los cursos de capacitación en comercialización impartidos a 45 gerentes y las giras comerciales fueron un auténtico “cambio de chip mental” entre quienes tuvieron la oportunidad de participar. Con todo lo angustioso que puede llegar a ser una experiencia inmersiva, tanto Vargas como Fonseca concuerdan en lo gratificante que fue ser testigos de la transformación de estas personas y verlas pasar de ser “a quienes les compran y les ofrecen un precio tómelo-o-déjelo” a ser “quienes venden y ponen un precio convencidos de su propuesta de valor”.

La verificación de resultados concretos en este componente es otro aspecto que faltaba por implementar y que quedará para una fase posterior por motivo de la pandemia.

NAMA Café fuera de nuestras fronteras

El ICAFE ha colaborado con institutos del café de países como Honduras, El Salvador, Perú y República Dominicana. Con Panamá apoyaron en unas primeras capacitaciones y Nicaragua ha mostrado interés en iniciar el proceso.

Las colaboraciones han sido de forma bilateral con alguna facilitación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la GIZ. A nivel del Programa Cooperativo Regional para el Desarrollo Tecnológico y Modernización de la Caficultura (PROMECAFE), se baraja la posibilidad de alguna iniciativa afín a la NAMA de carácter regional, pero la idea es aún incipiente y el camino es largo. Se reconoce que hay barreras tanto de índole conceptual, como de coordinación interinstitucional e intersectorial entre países que requerirán de mucho trabajo, recursos y alineamiento de voluntades.

Por lo pronto, para Costa Rica las NAMAs agrícolas parecieran tener posibilidades de desarrollo y la del café, de continuidad. Fonseca aclara que esto es así porque la NAMA Café llegó a calzar de forma perfecta en el contexto de un proyecto que como país nos lleva hacia la descarbonización.

—Nosotros queremos que la caficultura sea sostenible y sea resiliente al cambio climático. La única manera de que esto sea así es que implementemos las buenas prácticas como deben hacerse. Solo así tendremos caficultura por 200 años más.