El café costarricense es bien conocido por su alta calidad y la producción de café históricamente ha estado estrechamente vinculada a la identidad nacional del país. Las exportaciones de café han hecho una contribución vital al PIB del país hasta mediados del siglo XX. Desde entonces, la producción de café en Costa Rica ha sufrido diferentes crisis, como el colapso de los precios del café en el mercado mundial en los años ochenta y, más recientemente, el resurgimiento de la Roya, una enfermedad fúngica que afectó más del 60% de las cosechas costarricenses en 2013. El café es el cultivo dominante en Costa Rica, producido en más del 20% de la superficie agrícola del país (93.774 ha).
Por ley, el país sólo permite la producción de café arábica y la mayoría de las áreas de producción se localizan desde 800 m hasta 1.800 m sobre el nivel del mar. El terreno montañoso de su área de producción y los costos laborales generalmente altos del trabajo manual implican costos de producción elevados. Otras amenazas del sector incluyen los procesos de urbanización, principalmente en la mayor región del Valle Central de San José, que invade las áreas cafetaleras. Otro hecho es el limitado interés de los jóvenes en continuar la agricultura de café, especialmente en las fincas pequeñas. Adicionalmente, el sector cafetalero es afectado por los altos niveles de acidez del suelo en algunas regiones y la amenaza creada por el cambio climático. A pesar de que la producción de café sufrió una disminución de 5% desde 2011, su productividad ha crecido a medida que la producción de café aumentó en un 25% durante ese período.
Según cifras del ICAFE, la industria cafetalera está compuesta por más de 52.000 agricultores que cultivan un poco más de 93.000 hectáreas de café en todo el país. Los productores de café se organizan principalmente en cooperativas: pequeñas, medianas y grandes cooperativas conformadas por hasta 50.000 agricultores. En total, hay 192 cooperativas en Costa Rica.
Tradicionalmente estas cooperativas de café están vinculadas a su beneficio. Por lo tanto, la relación entre productor y beneficiador se puede describir como una alianza de sinergia o ganar- ganar, a menudo incluyendo servicios sociales y de salud ofrecidos por los beneficios. Interesante es la tendencia hacia micro-beneficios: mientras que en 2007 Costa Rica contó 99 beneficios de café, actualmente 256 micro-beneficios están registrados en el ICAFE. Las fábricas pequeñas y medianas, con hasta 50 empleados suelen vender hasta 5.000.000 de kilogramos de café al año a clientes especiales dentro y fuera de Costa Rica. Los grandes y medianos beneficios con hasta 100 empleados comercializan entre 5.000.000 y 10.000.000 de kilogramos de café al año. Los grandes y muy bien estructurados beneficios se encuentran principalmente en dos regiones, Los Santos y el Valle Central. En la región de alta calidad de Los Santos, los dos beneficios más grandes de Costa Rica, Tarrazú y Coopedota, representan el 10% de los productores de café de Costa Rica (3.000 productores de Tarrazú y 1.000 de Coopedota).
Además de los productores y beneficios, el sector cafetalero comprende 57 exportadores y 37 torrefactores de café, que en conjunto representan el 8% de la mano de obra costarricense.
En los beneficios se remueven las diferentes capas de las cerezas de café para obtener los granos de café; posteriormente se clasifican y se secan. Una pequeña parte también será tostada. Hay beneficios que utilizan el agua para la separación, el transporte en el beneficio y la clasificación de los granos. Esta agua frecuentemente se contamina con los subproductos. La reutilización y el reciclaje del agua ahorrarían recursos valiosos y reducirían las emisiones.
Además del agua, se producen grandes cantidades de biomasa. En la producción de una tonelada de granos de café se generan 2,25 t de pulpa, 0,9 t de mucílago y 0,25 t de cáscara. Normalmente, la pulpa se desecha, produciendo metano y mal olor. Junto con la cáscara, la pulpa podría ser compostada, produciendo un suelo muy fértil. Este procedimiento reduce las emisiones y al mismo tiempo disminuye el uso de fertilizantes. Otra opción es utilizar esta biomasa como fuente de bioenergía. Esto podría hacer el procesamiento más sostenible y, al mismo tiempo, reducir los costos de las plantas. El uso de cáscaras de café como combustible puede ahorrar mucha leña. El agua de la pulpa y el mucílago, junto con las aguas residuales, podrían transformarse, por ejemplo, en biogás mediante digestión anaeróbica. Las cáscaras se pueden utilizar como combustible en un horno para generar calor para el proceso de secado y tostado. Otra opción para producir bioenergía y ganar autosuficiencia es el uso de paneles solares.
Se estima que las emisiones del sector cafetero representan el 5.6% de las emisiones en el sector agrícola y el 1.56% de las emisiones totales de Costa Rica, lo que la convierte en la segunda mayor fuente de emisiones en la agricultura del país. La producción de café emite los tres gases de efecto invernadero más frecuentes: óxido nitroso (N2O), metano (CH4 ) y dióxido de carbono (CO2 ).
Gas de efecto invernadero |
Fuente de emisión |
Soluciones |
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Óxido nitroso
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Los fertilizantes sintéticos entregan nitrógeno esencial al suelo, pero también estimulan una reacción que emite óxido nitroso (N2O) a la atmósfera. N2O representa el 5% de los gases de efecto invernadero mundial y puede tener un potencial de calentamiento global casi 300 veces superior al de CO2 durante 100 años. |
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Metano |
Después de recoger las cerezas de café, se utiliza agua para separar la piel y la pulpa del grano. El proceso tiene como resultado aguas residuales y pulpa descartada que emiten CH4. |
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Dióxido carbono (CO2)
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Muchos beneficios secan los granos de café usando procesos que requieren electricidad o leña, métodos que emiten CO2 . Además, la tala de árboles para la leña reduce la absorción natural de CO2 de la atmósfera. El uso ineficiente de los recursos de la tierra afecta aún más la eliminación natural de los GEI de la atmósfera. |
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