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Jimmy Ruiz

Ministerio de Agricultura y Ganadería

"Aunque en principio los ingenieros tendemos a ser muy estructurados, lo cierto es que en la agronomía trabajamos con seres vivos y eso nos hace, como ingenieros, a ser más abiertos a las dinámicas propias -siempre cambiantes- de los seres vivos. Nuestro trabajo con una persona caficultora en una zona determinada no está basado en absolutos… incluso tenemos que tomar en cuenta la parte sociológica de esa persona en finca."

Jimmy Ruiz es ingeniero agrónomo del MAG y ha formado parte del comité técnico de la NAMA Café. Desde un punto de vista agronómico, explica, el NSP Café apoyó el proceso hacia una caficultura más sostenible basada en prácticas que buscan equilibrios en la finca. Entre otras, estas prácticas están referidas a la implementación de sistemas agroforestales, realización de podas, una adecuada dosificación de las fertilizaciones, obras de conservación de suelos para evitar la erosión y mejorar las poblaciones de microorganismos. En suma, se trata de mejorar las prácticas culturales convencionales en ciertos detalles importantes.

Aunque en principio los ingenieros tendemos a ser muy estructurados, lo cierto es que en la agronomía trabajamos con seres vivos y eso nos hace, como ingenieros, a ser más abiertos a las dinámicas propias -siempre cambiantes- de los seres vivos. Nuestro trabajo con una persona caficultora en una zona determinada no está basado en absolutos… incluso tenemos que tomar en cuenta la parte sociológica de esa persona en finca.

Ruiz considera que ese carácter dinámico de las ciencias agronómicas contribuyó a que la recepción de las buenas prácticas impulsadas en el marco de la estrategia NAMA fuese tan positiva entre el personal técnico de extensión tanto del ICAFE como del MAG.

Siempre en relación con su gremio, Ruiz afirma que existe una cada vez más fuerte consciencia de que no es posible continuar con una agricultura que consume los recursos ambientales de forma insostenible. Las NAMAs agrícolas ofrecen una alternativa para poder seguir produciendo al tiempo que se consideran las variables ambientales. Ruiz sí cree que entre las personas caficultoras exista convicción por hacer la transición a una caficultura más armónica con el medio ambiente. Y lo más interesante es que las prácticas que promueve la NAMA Café tienen efectos que son positivos, no solo sobre esas variables ambientales, sino también sobre la rentabilidad.

¿Dónde queda la NAMA Café al finalizar el NSP Café?

Ruiz es claro en que la NAMA Café no es un proyecto acabado, sino un proceso de mejoramiento continuo de la caficultura. Con esa visión de proceso, al finalizar el NSP Café la iniciativa NAMA Café entra en una tercera etapa para la cual el país busca fondos de la cooperación, esta vez con la ventaja de no solo estar amparada en políticas nacionales para la descarbonización de la economía, sino también contar con los resultados alcanzados en el NSP Café como carta de presentación.

Para Ruiz es importante resaltar que la aspiración de escalar los logros del proyecto es parte de una visión coherente de largo, mediano y corto plazo: a partir de ahora, hay una línea lógica que parte de la Política nacional de café y pasa por la Estrategia nacional de café bajo en emisiones y resiliente al cambio climático -formulada con el apoyo del NSP Café- con base en las cuales estarán orientados los planes de acción de la NAMA Café por los próximos cuatro años.

No se trata solo de instrumentos abstractos. Ruiz enumera algunas acciones tangibles en las que se traducirán estos: una cooperación técnica por 20 meses con apoyo del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) para la ampliación de la NAMA Café a más productores -sobre la base del NSP Café-; un proyecto llamado RECSOIL para la recarbonización del suelo cafetalero con un incentivo para las personas caficultoras y cuyo fundamento también se encuentra en las prácticas promovidas por el NSP Café; un proyecto derivado del NSP Café que destinará parte de los fondos remanentes de este para apoyar la transición hacia tecnologías más eficientes en los beneficios y continuar con el incentivo para la arborización y adecuada gestión de las fincas y por último, la búsqueda de apoyo internacional para la continuidad de la iniciativa en el mediano y largo plazo.

Más allá del café

Precisamente el proceso de ampliación de la NAMA Café sobre la base de resultados alcanzados ha generado el interés de subsectores agrícolas como caña de azúcar, arroz y musáceas, que en este momento se encuentran en las primeras fases de planteamiento de sus propias NAMAs. Con caña de azúcar ya hubo un primer acercamiento y ya se pudo exponer los resultados de la NAMA Café para enriquecer su proceso.

Ruiz cree que en la generación de otras NAMAs agrícolas es crucial que la institucionalidad sepa aprovechar, por un lado, las credenciales del país en materia medioambiental, y por el otro, la existencia de sectores agrícolas ambientalmente educados y sensibilizados y con condiciones socioculturales favorables al cambio. Ambos factores, unidos a los resultados del NSP Café crean un escenario sumamente favorable para acceder a fondos de la cooperación e impulsar estos procesos.

Desarrollar una identidad entre los consumidores

Definitivamente debe trabajarse fuertemente no solo en el componente de las acciones sustantivas para que el sector mejore en términos de su huella ambiental, sino en el de promoción para la colocación en los mercados de estos productos con un sello diferenciador. El NSP Café sí trabajó este aspecto para algunos mercados internacionales, pero quedó en evidencia que debe hacerse con mayor fuerza.

Ruiz está convencido de que hay potencial para promocionar este aspecto diferenciador dentro del mercado nacional, pero aclara que tal iniciativa deberá coordinarse con un eje de educación al consumidor y trabajar en el porqué de la importancia de comprar productos con este valor agregado y por qué amerita pagar un poco más por él.

Para lograrlo habrá que apelar también a una cuestión identitaria sobre lo que cada persona puede aportar a su sociedad -y en última instancia, al planeta- a través de algo tan cotidiano como sus elecciones de consumo.